viernes, 5 de noviembre de 2010

BWV 1007 Suite para violonchelo solo nº 1 en Sol Mayor

BWV 1007 Suite para violonchelo solo nº 1 en Sol Mayor

El preludio (4/4) de la primera suite puede responder en un principio al carácter de estudio o ejercicio con el que muchos críticos y músicos del pasado querían identificar todas las suites. Su sencillo comienzo de arpegios en semicorcheas así nos pueden hacer pensar, pero en la parte central un arpegio ascendente muere en un calderón, y a partir de aquí hay unos compases de tránsito hacia un pasaje de "bariolage" y otro seguido de punto de pedal en re y ascensión cromática que provocan una tensión dramática tal que no cabe hablar de simple estudio. Tras estos compases (33-38) se libera parte de la tensión acumulada y el movimiento acaba de forma brillante con un amplio acorde.



Las Seis Suites a Violoncello Solo senza Basso BWV 1007-1012, compuestas por Johann Sebastian Bach, son unánimemente consideradas como una de las mayores obras para violonchelo jamás escritas. Prácticamente relegadas a una mera función didáctica hasta su "redescubrimiento" por parte de Pau Casals, a finales del siglo XIX, se han convertido con el paso de las décadas en parte habitual del repertorio y auténtica piedra de toque para los chelistas.

Aunque resulta difícil establecer con exactitud cuándo fueron compuestas, sabemos que las suites vieron la luz durante el llamado "período de Cöthen", cuando Bach ejercía como maestro de capilla en la corte del príncipe Leopold. A diferencia de la otra gran colección bachiana para instrumento de cuerda solo, las seis Sonatas y partitas para violín, no conservamos el manuscrito del propio compositor, sino una copia redactada por su segunda esposa, Ana Magdalena, y que debemos fechar en torno a 1720 o 1721.

Cada una de las suites se divide en seis movimientos, siguiendo una estructura fija: un preludio inicial (que en la mayoría de casos supone la sección más importante de la suite) seguido por los cinco movimientos de danza: alemanda, courante, zarabanda, una danza galante (un minueto en el caso de la primera y segunda suites, una bourrée en la tercera y la cuarta, y una gavota, en la quinta y la sexta) y finalmente una giga.

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Mischa Maisky comenzó a tomar clases de chelo a los ocho años, primero en la Escuela de Música Municipal y después en el Conservatorio de Riga. Sus hermanos tocaban ya el piano y el violín respectivamente, así que la elección del chelo fue una decisión natural. En 1962, a los 14 años, se cambió al Conservatorio de Leningrado. Un año después fue admitido al Conservatorio de Moscú, en la clase de Mstislav Rostropóvich. En 1966 logró el sexto puesto en el Concurso Internacional Chaikovski en Moscú.

En 1973 ganó el Concurso Internacional de Cello Gaspar Cassadó en Florencia. En el mismo año debutó en el Carnegie Hall con la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh bajo la dirección de William Steinberg. Tras el concierto, un admirador anónimo le regaló un chelo Montagnana de 1720.[1] Por mediación de Rostropovich estudió con Gregor Piatigorsky en Los Ángeles. Durante cuatro meses tocó y habló casi cada día con Piatigorsky, mientras que con Rostropovich, esto sólo era posible cuando no estaba de gira. Es pues el único chelista que ha recibido clases de Rostropovich y Piatigorsky.

En 1982 comenzó una colaboración con Deutsche Grammophon. La primera grabación fue el Doble concierto para violín y chelo de Brahms junto a Gidon Kremer y la Filarmónica de Viena, dirigida por Leonard Bernstein. Le siguió en 1985 una grabación de las Suites para violonchelo solo de Bach. Desde entonces muchas de sus grabaciones han sido merecedoras de importantes premios internacionales, incluyendo el Grand Prix du Disque y el Record Academy Prize. En 1992 tocó por primera vez en los Proms de Londres, y al año siguiente en el Festival de Salzburgo junto a Martha Argerich.

Durante su carrera ha formado tándem con los pianistas Martha Argerich y Radu Lupu, el violinista Gidon Kremer y los directores Leonard Bernstein, Zubin Mehta, Vladimir Ashkenazy, Daniel Barenboim y Giuseppe Sinopoli. Ha tocado en los escenarios de todo el mundo y realizado cientos de grabaciones.

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