jueves, 23 de abril de 2009

Vergüenza



Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.

Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.

Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.

Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
en la tremolación que hay en mi mano...

Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que ya mañana al descender al río
lo que besaste llevará hermosura!

Gabriela Mistral

2 comentarios:

YAIZA dijo...

Precioso poema de Gabriela.

Muchas gracias por esas palabras de ánimo en mi blog.
Gracias a vuestro cariño he vuelto antes de lo previsto.
Un besito.

Luisa D. Camacho dijo...

Gracias a ti.
Me alegro de que estés mejor.
Un beso.