Mostrando entradas con la etiqueta Serrat. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Serrat. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de mayo de 2011

Querid@



Disculpe que insista, querida,
pero es imprescindible su colaboración
para saber dónde se me ha perdido
la muchacha que hace un rato
estaba aquí conmigo
echando aceite en mi lamparilla,
tratándome como a uno de la familia.

No sabe con cuánto mimo
cuida esas cosas que usted tanto desprecia en mí.
Vea mis dedos desde que no la toco
menguando entre mis propias manos poco a poco.
Me vienen anchos los pantalones,
hablo solo y sufro alucinaciones.

¿Le importaría darse la vuelta?
Déjeme verla de frente,
póngase aquí en la luz junto a la puerta.
¡Se le parece tanto físicamente!

Y avíseme si volviera,
no es por capricho,
le juré amor eterno y no quisiera
quedar en entredicho.

Y parece todo tan fácil
como extender la mano,
y es tan lejano
y tan frágil,
que estoy tentado a emprender hoy mismo
un curso acelerado de transformismo.

Esconda las uñas, querida,
no soy el enemigo,
no es ésa mi intención.
Sólo sospecho que es usted quien esconde
contra su voluntad
algo que me corresponde.
Póngale fin a ese disparate,
vengo dispuesto a negociar el rescate.

¿Le importaría que eche un vistazo
por sus intimidades,
que me dé un chapuzón entre sus brazos
prescindiendo de las formalidades?

Avíseme si volviera,
no es por capricho,
le juré amor eterno y no quisiera
quedar en entredicho.

jueves, 21 de abril de 2011

Es caprichoso el azar...

Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué
ni me viniste a buscar.
Tú estabas donde
no tenías que estar;
y yo pasé,
pasé sin querer pasar.
Y me viste y te vi
entre la gente que
iba y venía con
prisa en la tarde que
anunciaba chaparrón.

Tanto tiempo esperándote...

Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué
ni me viniste a buscar.
Yo estaba donde
no tenía que estar
y pasaste tú,
como sin querer pasar.
Pero prendió el azar
semáforos carmín,
detuvo el autobús
y el aguacero hasta
que me miraste tú.

Tanto tiempo esperándote...

Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué,
ni me viniste a buscar.

sábado, 9 de abril de 2011

Un mundo raro

Cuando te hablen de amor y de ilusiones,
y te ofrezcan un sol y un cielo entero,
si te acuerdas de mí no me menciones
porque vas a sentir amor del bueno.

Y si quieren saber de tu pasado
es preciso decir una mentira,
di que vienes de allá, de un mundo raro;
que no sabes llorar,
que no entiendes de amor
y que nunca has amado.

Porque yo a donde voy
hablaré de tu amor
como un sueño dorado;
y olvidando el rencor,
no diré que tu adiós
me volvió desgraciado.

Y si quieren saber de mi pasado
es preciso decir otra mentira,
les diré que llegué de un mundo raro,
que no sé del dolor,
que triunfé en el amor
y que nunca he llorado.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Sí, de vez en cuando...



De vez en cuando la vida
nos besa en la boca
y a colores se despliega
como un atlas,
nos pasea por las calles
en volandas,

y nos sentimos en buenas manos;
se hace de nuestra medida,
toma nuestro paso
y saca un conejo de la vieja chistera
y uno es feliz como un niño
cuando sale de la escuela.

De vez en cuando la vida
toma conmigo café
y está tan bonita que
da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita
a salir con ella a escena.

De vez en cuando la vida
se nos brinda en cueros
y nos regala un sueño
tan escurridizo
que hay que andarlo de puntillas
por no romper el hechizo.

De vez en cuando la vida
afina con el pincel:
se nos eriza la piel
y faltan palabras
para nombrar lo que ofrece
a los que saben usarla.

De vez en cuando la vida
nos gasta una broma
y nos despertamos
sin saber qué pasa,
chupando un palo sentados
sobre una calabaza.

martes, 22 de febrero de 2011

RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Antonio Machado

lunes, 22 de marzo de 2010

Aquellas pequeñas cosas

Uno se cree
que las mató
el tiempo y la ausencia.
Pero su tren
vendió boleto
de ida y vuelta.

Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.

Como un ladrón
te acechan detrás
de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como hojas muertas

que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve.

jueves, 24 de septiembre de 2009

¡Ay, pena, penita, pena!

Si en el firmamento poder yo tuviera,
esta noche negra lo mismo que un pozo,
con un cuchillito de luna lunera,
cortaría los hierros de tu calabozo.
Si yo fuera reina de la luz del día,
del viento y del mar,
cordeles de esclava yo me ceñiría
por tu libertad.

¡Ay, pena, penita, pena, pena,
pena de mi corazón,
que me corre por las venas, pena
con la fuerza de un ciclón!
Es lo mismo que un nublado
de tiniebla y pedernal,
es un potro desbocado
que no sabe dónde va.
Es un desierto de arena, pena,
es mi gloria en un penal.
¡Ay, pena! ¡Ay, pena!
¡Ay, pena, penita, pena!

Yo no quiero flores, dinero, ni palmas,
quiero que me dejen llorar tus pesares
y estar a tu vera, cariño del alma,
bebiéndome el llanto de tus soleares.
Me duelen los ojos de mirar sin verte,
reniego de mí,
que tienen la culpa de tu mala suerte
mis rosas de abril.



miércoles, 10 de junio de 2009

No escojas sólo una parte.



No escojas sólo una parte,
tómame como me doy,
entera y tal como soy,
no vayas a equivocarte.

Soy sinceramente tuya,
pero no quiero, mi amor,
ir por tu vida de visita,
vestida para la ocasión.
Preferiría con el tiempo
reconocerme sin rubor.

Cuéntale a tu corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del revés
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.

Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio.

Y no es prudente ir camuflado
eternamente por ahí
ni por estar junto a ti
ni para ir a ningún lado.

No me pidas que no piense
en voz alta por mi bien,
ni que me suba a un taburete
si quieres, probaré a crecer.
Es insufrible ver que lloras
y yo no tengo nada que hacer.

Cuéntale a tu corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del revés,
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.

Nunca es triste la verdad
lo que no tiene es remedio.

Joan Manuel Serrat

martes, 5 de mayo de 2009

El Horizonte



Puse rumbo al horizonte
y por nada me detuve,
ansioso por llegar
donde las olas salpican las nubes,
y brindar en primera fila
con el sol resucitado,
sentarme en la barandilla
y ver qué hay del otro lado.

Y cuanto más voy pa' allá
más lejos queda,
cuanto más deprisa voy
más lejos se va.

Allí nacen las leyendas
y se ocultan los secretos
y se alcanza a dibujar
con las estrellas en el firmamento.
Sueño con encaramarme
a sus amplios miradores
para anunciar, si es que vienen,
tiempos mejores.


Joan Manuel Serrat

lunes, 6 de abril de 2009

La Saeta

No soy persona religiosa, pero no puedo evitar cada primavera, emocionarme con las tradiciones populares que me rodean, con aquello que desde muy pequeña he vivido.
Los naranjos en flor me recuerdan que la Semana Santa está a la vuelta de la esquina, que pronto el maravilloso aroma del azahar se mezclará con el olor a incienso y a cirio.
Que volveré a oír el sonido del paso cadencioso y cansado de los horquilleros, que las túnicas y las capas de los nazarenos volverán a volar al viento mientras agitan sus campanillas...
Sonido de tambores y trompetas; de saetas, hermosas y desgarradas, que de forma espontánea arrancan los fervorosos cantaores de sus gargantas.
Todo está a punto para que comience el espectáculo; porque para al fin y al cabo no es ni más ni menos que eso: TODO UN ESPECTÁCULO...

Dijo una voz popular:
Quién me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno.

Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos
siempre con sangre en las manos
siempre por desenclavar.
Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.

Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía
y es la fe de mis mayores.
Oh, no eres tú mi cantar,
no puedo cantar, ni quiero
a este Jesús del madero
sino al que anduvo en la mar.
La saeta, Antonio Machado.
Música, Joan Manuel Serrat.
Por si alguien quiere hacerse una idea de lo que hablo:
Aunque jamás será igual que verlo en vivo.

viernes, 20 de febrero de 2009

Porque la quería

Dijo Gabriel García Márquez:

"Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de sus pétalos..."



Porque la quería
no quiso papeles
ni hacer proyectos con vistas al futuro.
No confiaba en él
y quiso estar seguro
que cotidianamente
tendría que ganarla
con el sudor de su frente.

Porque la quería
no quiso con ella
hacer un nido en donde abandonarse.
No confiaba en él
y quiso asegurarse.

Porque la quería,
por no despertarla
dejó de dirigirle la palabra.
No confiaba en él
ni se atrevió a cambiarla

y puso en pie de guerra
su buena fe y sus sentidos
por llegar a conocerla.

Porque la quería
se fue para siempre,
quiso poner a salvo aquella imagen.
No confió en ella
y quiso asegurarse.

Porque la quería, Joan Manuel Serrat

miércoles, 18 de febrero de 2009

Cada loco con su tema...



Cada loco con su tema,
que contra gustos no hay disputa:
artefactos, bestias, hombres y mujeres,
cada uno es como es, cada quien es cada cual
y baja las escaleras como quiere;
pero puestos a escoger soy partidario
de las voces de la calle más que del diccionario,
me privan más los barrios que el centro de la ciudad
y los artesanos más que las factorías,
la razón que la fuerza, el instinto que la urbanidad
y un sioux más que el Séptimo de Caballería.
Prefiero los caminos a las fronteras
y una mariposa al Rockefeller Center
y al farero de Capdepera al vigía de occidente,
prefiero querer a poder, palpar a pisar,
ganar a perder, besar a reñir,
bailar a desfilar y disfrutar a medir.
Prefiero volar a correr, hacer a pensar,
amar a querer, tomar a pedir
y antes que nada soy partidario de vivir..

Cada loco con su tema,
que contra gustos no hay disputa:
artefactos, bestias, hombres y mujeres,
cada uno es como es, cada quien es cada cual
y baja las escaleras como quiere;
pero puestos a escoger prefiero:
un buen polvo a un rapapolvo y un bombero a un bombardero,
crecer a sentar cabeza, prefiero la carne al metal
y las ventanas a las ventanillas,
un lunar de tu cara a la Pinacoteca Nacional
y la revolución a las pesadillas.
Prefiero el tiempo al oro, la vida al sueño,
el perro al collar, las nueces al ruido
y al sabio por conocer que a los locos conocidos...
prefiero querer a poder, palpar a pisar,
ganar a perder, besar a reñir,
bailar a desfilar y disfrutar a medir.
Prefiero volar a correr, hacer a pensar,
amar a querer, tomar a pedir
y antes que nada soy partidario de vivir..

Cada loco con su tema, Joan Manuel Serrat

martes, 17 de febrero de 2009

Cantares

"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar..."





Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.


Poema de Antonio Machado
Música de Joan Manuel Serrat

viernes, 19 de diciembre de 2008

Para vivir





Te dejan sus herencias,
te marcan un sendero,
te dicen lo que es malo
y lo que es bueno, pero...

Ni los vientos son cuatro,
ni siete los colores,
y los zarzales crecen
junto con las flores

y el sol sólo es el sol si brilla en ti.
La lluvia es sólo lluvia si te moja al caer.
Cada niño es el tuyo,
cada hembra, tu mujer.

Vivir para vivir.
Sólo vale la pena vivir para vivir.
Para vivir.
Sólo vale la pena vivir para vivir.

Y hacer tuyo el camino,
que tuyas son las botas.
Que una sonrisa pueda
dar a luz tu boca.

Abrázate a los vientos
y cabalga los montes.
que no acabe el paisaje
con el horizonte.

Que el sol sólo es el sol si brilla en ti.
La lluvia es sólo la lluvia si te moja al caer.
Cada niño es el tuyo.
Cada hembra, tu mujer.

Vivir para vivir,
sólo vale la pena vivir para vivir.
Para vivir,
Sólo vale la pena vivir para vivir.

Joan Manuel Serrat

jueves, 2 de octubre de 2008

De vez en cuando la vida



De vez en cuando la vida nos besa en la boca
y a colores se despliega como un atlas,
nos pasea por las calles en volandas,
y nos sentimos en buenas manos;
se hace de nuestra medida,
toma nuestro paso y saca un conejo de la vieja chistera
y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela.
De vez en cuando la vida toma conmigo café
y está tan bonita que da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena.
De vez en cuando la vida se nos brinda en cueros
y nos regala un sueño tan escurridizo
que hay que andarlo de puntillas
por no romper el hechizo.
De vez en cuando la vida afina con el pincel,
se nos eriza la piel y faltan palabras
para nombrar lo que ofrece a los que saben usarla.
De vez en cuando la vida nos gasta una broma
y nos despertamos sin saber qué pasa,
chupando un palo sentados sobre una calabaza.

Joan manuel Serrat,
De vez en cuando la vida,
del álbum "Cada loco con su tema"






Donde quiera que estés,
te gustará saber
que por flaca que fuese la vereda,
no malvendí tu pañuelo de seda
por un trozo de pan y que jamás,
por más cansada que estuviese,
abandoné tu recuerdo a la orilla del camino.
Y por fría que fuera mi noche triste,
no eché al fuego ni uno sólo
de los besos que me diste.
Por ti, por ti brilló mi sol un día
Y cuando pienso en ti, brilla de nuevo
sin que lo empañe la melancolía
de los fugaces amores eternos.
Donde quiera que estés,
te gustará saber
que te pude olvidar y no he querido.
Que por fría que sea mi noche triste
no eché al fuego ni uno sólo
de los besos que me diste.
Donde quiera que estés,
si te acuerdas de mí.

Joan Manuel Serrat,
Donde quiera que estés,
del álbum "Sombras de la China"