Let me not to the marriage of true minds Admit impediments. Love is not love Which alters when it alteration finds, Or bends with the remover to remove: O no! it is an ever-fixed mark That looks on tempests and is never shaken; It is the star to every wandering bark, Whose worth's unknown, although his height be taken. Love's not Time's fool, though rosy lips and cheeks Within his bending sickle's compass come: Love alters not with his brief hours and weeks, But bears it out even to the edge of doom. If this be error and upon me proved, I never writ, nor no man ever loved. ...............................................................................
Déjame que en el enlace de dos almas fieles No admita impedimentos; no es amor el amor Que cambia cuando una alteración encuentra, O que se adapta con el distanciamiento a distanciarse. ¡Oh, no!, es un faro imperturbable que contempla las tempestades y no se estremece; es la estrella para los barcos sin rumbo, cuya valía se desconoce, aun tomando su altura. No es amor bufón del Tiempo, aunque los rosados labios Y mejillas corva guadaña siguen; El amor no se altera con sus breves horas y semanas, Sino que firme perdura hasta en el borde del abismo. Si esto es erróneo y se me puede probar, Yo nunca nada escribí, ni nadie nunca amó.
Jakub Schikaneder. Mar con faro, (1922-1924), Galería Nacional de Praga
Hace unos días encontré por casualidad esta imagen de un cuadro de John Melhuish Strudwick y me pareció tan bella que quise indagar un poco sobre el autor del cuadro. La historia al final es bastante triste; tanto, que podía encajar perfectamente en la tónica general de este blog dedicado al arte y a la vida en general, sobre todo cuando ésta nos deja sin saber qué pasa, chupando un palo, sentados sobre una calabaza...
Piano Concerto No. 2 in F Major, Op. 102: II. Andante
Dmitry Shostakovich
John Melhuish Strudwick (Clapham, Londres, 6 de mayo de 1849 - Hammersmith, 16 de julio de 1937) fue un pintor británico de la época victoriana, perteneciente a la Hermandad Prerrafaelita. Defraudó las expectativas familiares de dedicarse a los negocios estudiando arte en South Kensington, en lo que sería después la Royal Academy of Arts, donde nunca fue un alumno destacado.
En la década de 1860 se sintió muy animado por el pintor escocés John Pettie, cuya pintura imitó en obras posteriores. Su obra basada en la balada escocesa Auld Robin Gray, que se exhibió en la Royal Society of British Artists en 1873, es un buen ejemplo del estilo de Strudwick en este periodo.
En la década de 1870 su estilo cambió. Pasó a trabajar primero como asistente en el estudio de su tío el pintor Spencer Stanhope y después en el de Edward Burne-Jones. Junto a otros artistas del círculo de éste último, Strudwick expuso en la galería de arte londinense Grosvenor y también en la New Gallery.
Strudwick era muy meticuloso en los detalles, especialmente cuando pintaba cortinas y accesorios. Sólo pintó unos treinta cuadros con temas míticos y simbólicos, a veces empleando una técnica lapidaria del Quattrocento italiano.
Inicialmente
se benefició del mecenazgo de algunos ricos industriales, pero su
carrera declinó cuando éstos dejaron de prestarle apoyo para protestar por lo que parecía una campaña para que abandonara su carrera, dejando sin terminar su obra When Sorrow comes in Summer Days Roses Bloom in Vain,
en castellano: Cuando la pena llega en los días de verano las rosas
florecen en vano.
El hecho de dejar su obra inacabada y el
título de la misma reflejan la desilusión que sentía.
Este fue su último trabajo, una
declaración artística que puso su punto final. Vivió treinta años más sin
tocar los pinceles.
Jean-Antoine Watteau (Valenciennes; 10 de octubre de 1684 - Nogent-sur-Marne; 18 de julio de 1721), es uno de los grandes genios del último barroco francés y del primer rococó. Se le atribuye la creación del género de las fêtes galantes:
escenas de cortejo amoroso y diversiones, con un encanto idílico y
bucólico, bañadas en un aire de teatralidad. Algunos de sus temas más
conocidos se inspiraron en el mundo de la comedia italiana o el ballet.
Théâtre Italien, 1717
Watteau es el representante más antiguo y más exquisito del estilo rococó. Realizó escenas galantes y costumbristas. Con él comienza un género nuevo: las fêtes galantes (fiestas galantes), reflejo de la vida cortesana que busca artificialmente un contacto con la naturaleza.
Les Charmes de la Vie, 1718
La colección que poseía su mecenas Crozat le permitió estudiar el estilo de los maestros renacentistas. Conoció las obras de Giorgione, Rubens y Tiziano, lo que marcaría profundamente su producción. En él se funden, pues, influencias flamencas y venecianas (en especial de El Veronés), imprimiéndoles su personal gusto francés.
Son escenas impregnadas por un erotismo lírico. Sus temas son el teatro, la música, la conversación, los personajes de la comedia del arte y la mitología.
Chanson d'amour, 1717
Sus cuadros están ambientados en jardines aristocráticos, llenos de personajes elegantes que muestran el ambiente social del rococó.
Sus personajes son de proporciones menudas en relación con el conjunto
de la tela. Están vestidos ricamente, deleitándose Watteau en mostrar
las calidades de las telas satinadas. Los paisajes son umbrosos, con
técnica que recuerda a la pintura flamenca.
En los cinco últimos años de su vida pintó numerosas fiestas galantes
con una composición que se repite en varias de ellas. Parte el cuadro
en dos mitades: una de vegetación oscura en la que están los personajes
vestidos con colores claros, y otra de celaje claro. Esta fórmula se ve
en la Lección de amor (h. 1716-17) de Estocolmo, El concierto conservado en el palacio de Charlottenburg (Berlín) y Los encantos de la vida en la Colección Wallace (Londres).
La Leçon de Musique, 1719
Virtuoso técnico y muy buen dibujante, domina en él una ejecución
minuciosa. Aplicaba los colores muy diluidos en capas de extrema
delgadez, lo que permite numerosas transparencias. El barniz se aplicaba
transparente o ligeramente coloreado, y a veces entre capas de pintura,
recurso propio de la época. Esta técnica complica actualmente la
limpieza de los cuadros y puede explicar la mala conservación de muchos
de ellos, bastante agrietados y oscurecidos. Algunos expertos llegan a
afirmar que el arte de Watteau se aprecia mejor en sus numerosos
dibujos, que subsisten en mejor estado y que solía reproducir con leves
variaciones en muchas pinturas.
Le Donneur de Sérénades, 1715
Murió prematuramente a causa de la tuberculosis, cuando sus temas galantes empezaban a alcanzar el éxito. Varios artistas como Nicolas Lancret y Pater siguieron explotando los mismos temas; hay ejemplos de ambos en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. François Boucher hizo grabados de sus diseños, al igual que Bernard Lépicié, Laurent Cars, etc.
Este poema pertenece a la obra de teatro Así que pasen cinco años (acto tercero, cuadro primero), que Lorca subtituló "Leyenda del
tiempo". La obra representa la tragedia del ser humano, víctima de sus
sueños y del tiempo.
Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
Cierra los ojos y a oscuras piérdete Bajo el follaje rojo de tus párpados. Húndete en esas espirales Del sonido que zumba y cae Y suena allí, remoto, Hacia el sitio del tímpano, Como una catarata ensordecida.
Hunde tu ser a oscuras, Anégate la piel, Y más, en tus entrañas; Que te deslumbre y ciegue El hueso, lívida centella, Y entre simas y golfos de tiniebla Abra su azul penacho al fuego fatuo.
En esa sombra líquida del sueño Moja tu desnudez; Abandona tu forma, espuma Que no sabe quién dejó en la orilla; Piérdete en ti, infinita, En tu infinito ser, Ser que se pierde en otro mar: Olvídate y olvídame.
En ese olvido sin edad ni fondo, Labios, besos, amor, todo renace: Las estrellas son hijas de la noche.
Era mi voz antigua ignorante de los densos jugos amargos. La adivino lamiendo mis pies bajo los frágiles helechos mojados.
¡Ay voz antigua de mi amor, ay voz de mi verdad, ay voz de mi abierto costado, cuando todas las rosas manaban de mi lengua y el césped no conocía la impasible dentadura del caballo!
Estás aquí bebiendo mi sangre, bebiendo mi humor de niño pesado, mientras mis ojos se quiebran en el viento con el aluminio y las voces de los borrachos.
Déjame pasar la puerta donde Eva come hormigas y Adán fecunda peces deslumbrados. Déjame pasar, hombrecillo de los cuernos, al bosque de los desperezos y los alegrísimos saltos.
Yo sé el uso más secreto que tiene un viejo alfiler oxidado y sé del horror de unos ojos despiertos sobre la superficie concreta del plato.
Pero no quiero mundo ni sueño, voz divina, quiero mi libertad, mi amor humano en el rincón más oscuro de la brisa que nadie quiera. ¡Mi amor humano!
Esos perros marinos se persiguen y el viento acecha troncos descuidados. ¡Oh voz antigua, quema con tu lengua esta voz de hojalata y de talco!
Quiero llorar porque me da la gana como lloran los niños del último banco, porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja, pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.
Quiero llorar diciendo mi nombre, rosa, niño y abeto a la orilla de este lago, para decir mi verdad de hombre de sangre matando en mí la burla y la sugestión del vocablo.
No, no, yo no pregunto, yo deseo, voz mía libertada que me lames las manos. En el laberinto de biombos es mi desnudo el que recibe la luna de castigo y el reloj encenizado.
Así hablaba yo. Así hablaba yo cuando Saturno detuvo los trenes y la bruma y el Sueño y la Muerte me estaban buscando. Me estaban buscando allí donde mugen las vacas que tienen patitas de paje y allí donde flota mi cuerpo entre los equilibrios contrarios. Federico García Lorca, Poeta en Nueva York (1929-1930)
Hoy puedo estar contigo. He deseado para ti todo el bien y me acompaña la bondad del amor. A ti te debo gozar en soledad la compañía más difícil del hombre, la que tiene consigo mismo. No me causa miedo reconocerme, ni busco a nadie, no. Le has dado a mi semblante sin saberlo una luz interior que me hace fuerte, para vencer mayores soledades. Manuel Altolaguirre
Llueve. Los caminos extraviados con el agua confluyen, de piedras se vacían.
El aire transparenta besando la nueva luz surgida, sin apenas vestigios de dolores antiguos, de autoengaños continuos, de renuncias forjadas ante débiles obstáculos que el ansia adormecieron de la vida.
En el leve rumor de dos manos transidas, su secreto desvela la memoria perdida.
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.
Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.
La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.
¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?
¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?
¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?
¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?
¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.
En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, enciende al corazón y lo refrena; y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió, con vuelo presto, por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre;
marchitará la rosa el viento helado. Todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre.
En calle Buenos Aires, 355 de la ciudad de Paraná (Entre Ríos,
Argentina), se pueden ver las siguientes obras del post-impresionista
argentino Cesáreo Bernaldo de Quirós: Peces y Cobre, Grises, Autorretrato -hay dos cuadros con ese nombre, de distintos momentos-, Flor Campera, Puerto Viejo, Mi Ciudad, Maja en la Ventana, Las Comulgadoras, Carlota, Carlotita, Niño y Loro, Hombre con Pipa, El Viejo Criollo -hay dos cuadros con ese nombre; son de diferentes
medidas-, Los Jueces, Paisaje Italiano, Mendigo Sardo, Naturaleza Muerta, Carreras de Sortija en el Día Patrio, La Granja Roja y Nubarrones.
Cesáreo Bernaldo de Quirós se inició desde muy joven en la pintura. A la edad de 13 años ingresa en el taller del valenciano Nicolau Cotanda y tres años más tarde ingresa
en la Academia de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes bajo la tutela de los maestros Ángel della Valle y Reynaldo Giudici.
Después de recibir el Premio Roma, obtiene una beca y viaja a Italia, contando con apenas veinte años. Allí se perfecciona y recibe incluso una mención en la Bienal de Venecia. En 1905 viaja a España donde conoce a Zuloaga y Sorolla. Más tarde se traslada a París, Florencia y Cerdeña.
Regresa a su país en 1906. Forma parte del grupo Nexus y obtiene el Gran Premio y Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Arte del Centenario en 1910. La gran muestra del Centenario fue decisiva para su consagración, ya que una sala completa fue dedicada a sus pinturas.
Viaja nuevamente a Europa y se establece allí durante cinco años, regresando posteriormente para quedarse en su ciudad natal, en donde produce una obra nítidamente gauchesca sin precedentes en las artes figurativas de Argentina.
Se trata de una serie de pinturas a las que llamó "Los Gauchos" y en
las que reflejó el espíritu, la historia, las costumbres y los
personajes de su tierra. Estas obras fueron exhibidas Buenos Aires en 1928 y luego recorrieron con gran éxito España, Alemania, Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. La gira se prolongó hasta 1936, año en que Quirós regresó definitivamente a su país.
Fue profesor en la Escuela Nacional de Artes Decorativas y presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina.
En 1942 adquiere una gran extensión de tierra sobre las barrancas del río Paraná,
cerca de la ciudad homónima, creando un museo con una vasta colección
de armas, muebles, adornos y objetos de gran valor artístico.
Obtuvo numerosas distinciones en su país y fuera de él, siendo su
obra especialmente valorada por coleccionistas nacionales y extranjeros.
Compositor y pianista, Carlos Vicente Guastavino (5-4-1912;
29-10-2000) nació y falleció en Santa Fe, ciudad capital de la homónima
provincia argentina. De allí partió, con la pujanza característica de
los jóvenes provincianos eclipsados por la inquietante actividad
cultural y económica de Buenos Aires. Allí regresó, anciano ya, para
compartir los últimos años de su existencia con su terruño y descansar
definitivamente en la localidad aledaña de San José del Rincón, aquella
que se evoca de manera tan intensa en la canción Pueblito, mi pueblo.
Descendiente de inmigrantes italianos, su niñez transcurrió en el
seno de una familia que, como muchas de principios del siglo XX, era
aficionada a la música. Sus padres, Amadeo Eusebio y Josefina ejecutaban
la guitarra y el mandolín respectivamente. Su tío Pedro improvisaba en
el clarinete y su hermano mayor, José Amadeo, en el piano. Espontaneidad
e intuición musical fueron las primeras experiencias lúdicas de Carlos,
el tercero de aquellos seis hermanos, que apenas con cuatro años de
edad, siendo discípulo de la pianista Esperanza Lothringer, debutó en el
Teatro Municipal en la interpretación de una pequeña composición para
dúo de violín y piano escrita por ella.
Aprehendió la música popular rural de manera espontánea, sintiéndose
impactado especialmente por el cielito y el triste. Aún anciano,
recordaba de memoria y con especial cariño aquellas coplas que su tío
Pedro, un hombre de campo natural de la provincia de Buenos Aires, solía
cantar en sus visitas a Santa Fe.
Atraído por las Ciencias Exactas desde la adolescencia, después de
finalizar el bachillerato, abordó la carrera de Ingeniería Química en la
Universidad Nacional del Litoral sin abandonar, sin embargo, su
actividad como concertista de piano. En 1937, tomó contacto con Héctor
Ruiz Díaz, siendo clave la experiencia de trabajar a dos pianos con él
para su decisión de dedicarse exclusivamente a la música. Con una beca
del Ministerio de Instrucción Pública de su provincia, prosiguió
estudios de perfeccionamiento en la capital argentina.
Ya establecido en Buenos Aires, tras un paso fugaz de unos pocos
meses por el Conservatorio Nacional de Música, continuó estudios de
forma privada con el compositor y pedagogo Athos Palma. Con él
sistematizó, en un lapso de tiempo intensamente breve, su bagaje de
conocimientos empíricos previos, en especial en las disciplinas de
armonía, morfología y contrapunto.
Una vida de viajes e intensas experiencias artísticas fue la que
llevó durante la década de los años 40 y 50 itinerarios por países
limítrofes de Argentina, dos estancias en Londres –una, como parte de
una gira europea que incluyó otras ciudades y otra, gracias a una beca
del British Council- y además, algunos meses de gira por la Unión
Soviética y China en 1956, fueron cimentando su fama de
compositor-pianista destacado en el ámbito de su propio repertorio vocal
de cámara y pianístico de corte nacionalista.
La posibilidad desde sus comienzos de acceder a la publicación de sus
composiciones en la Editorial Ricordi no fue por cierto un tema menor:
ello le abrió una vía inmensa de circulación en el ámbito internacional
que permitió una vasta divulgación de su música. Su producción es
extensa en el campo del repertorio de cámara y solístico: incluye piezas
vocales con piano, obras corales a cappella, para grupos
instrumentales, piano y guitarra. Algunas alcanzaron tanta difusión que
necesitaron ser reiteradamente reeditadas (los casos de las canciones
Pueblito, mi Pueblo y Se equivocó la Paloma y de El Bailecito para piano
fueron y siguen siendo los más notables en este sentido).
Reconocidos intérpretes clásicos y populares como Concepción Badía,
Victoria de los Angeles, Joan Manuel Serrat, Alfredo Krauss, José
Carreras, Teresa Berganza, John Williams, Mercedes Sosa, José Cura,
Rudolf Firkusny, Víctor Villadangos, Marcos Fink, Eduardo Falú, Gerard
Souzay, entre muchos otros, han abordado su música en conciertos y
grabaciones a lo largo del siglo XX.
Su discografía es muy amplia y en
la actualidad continúa creciendo sin pausa. Algunas canciones han sido
traducidas a otros idiomas y se escuchan en Indonesia, Japón, Australia,
aparte de Europa y Estados Unidos.
Es pues Guastavino uno de los pocos exponentes del nacionalismo
musical argentino que goza de un reconocimiento internacional. Así lo
interpretó en 1987 la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el
Consejo Interamericano de Música (CIDEM) que lo homenajearon con la
máxima distinción de ese organismo. Recibió además el "Premio
Consagración Nacional" de la Secretaría de Cultura de la Nación (1992),
una distinción de la "Asociación de Críticos Musicales de Argentina"
(1993), el reconocimiento de la localidad bonaerense de San Pedro como
"Ciudadano Ilustre" (1993) por la canción El Sanpedrino (en colaboración
con León Benarós) y la declaración como "Personalidad Emérita de la
Cultura Argentina" por parte de la Presidencia de la Nación (1999). En
2009 se le otorgó el Premios Konex de Honor, como personalidad musical
relevante fallecida en la década anterior.
Es imposible que nos perdamos el uno del otro. Recorreré los astros durante milenios, adoptaré todas las formas, todos los lenguajes de la vida, para volver a encontrarte una sola vez.
Tal vez muchas cosas quieran aún
ser cantadas por mi voz:
lo que retumba en el silencio,
o lo que emana de la roca en la oscuridad profunda de la tierra,
o tal vez lo que en el humo se revela.
Todavía no he aclarado mis cuentas
con el fuego, ni con el viento, ni con el agua…
Pero muy pronto este sopor
me abrirá las puertas de par en par
llevándome tras una estrella matutina.
tan concurrida tan llena de nostalgias y de rostros de vos de adioses hace tiempo y besos bienvenidos de primeras de cambio y de último vagón.
Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una procesión por colores tamaños y promesas por época por tacto y por sabor.
Sin temblor de más me abrazo a tus ausencias que asisten y me asisten con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras de noches y deseos de risas y de alguna maldición.
Mis huéspedes concurren concurren como sueños con sus rencores nuevos su falta de candor yo les pongo una escoba tras la puerta porque quiero estar solo con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos mira a otra parte con sus ojos de amor que ya no aman como víveres que buscan su hambre miran y miran y apagan mi jornada.
Las paredes se van queda la noche las nostalgias se van no queda nada.
Ya mi rostro de vos cierra los ojos y es una soledad tan desolada.
La Carte du Tendre (Mapa de Ternura), creada en la Francia del
S. XVII, es una topografía imaginaria, inspirada por la novela Clélie, Histoire Romaine de Madeleine de Scudérie, un mapa alegórico de las distintas etapas de la vida amorosa.
Si empezamos desde arriba vemos a la izquierda el río Reconnaissance (Agradecimiento) y a ese lado los pueblos Constante
Amitié (Amistad constante), Obéissance (Obediencia), Tendresse (Ternura), Sensibilité (Sensibilidad), Grandes Services (Grandes Servicios),
Empressements (Diligencias), Assiduité (Asiduidad), Petits Soins (Pequeños Cuidados), Soumission (Sumisión), Complaisance (Complacencia). A lado derecho vemos el río Estime (Estima) y los pueblos Bonté (Bondad), Respect (Respeto),
Exactitude (Exactitud), Generosité (Generosidad), Probité (Honradez), Grand Coeur (Gran Corazón), Sincérité (Sinceridad), Billet Doux (Carta de Amor),
Billet Galant, Jolis Vers y Grand Esprit (Espíritu Grande). En el centro la ruta más directa, nos lleva a Nouvelle Amitié (Nueva Amistad). Sin embargo, también hay pueblos con nombres no muy positivos como Méchanceté (Maldad), Médisance (Maledicencia), Perfidie (Perfidia),
Indiscretion (Indiscerción) y Orgueil (Orgullo) cerca del Mar d'Inimitié (Enemistad), Oubli (Olvido),
Légèreté (Ligereza), Tiédeur (Tibieza), Inégalité (Inigualdad) y Négligence (Negligencia) al lado derecho encontramos el Lago
D'Indifférence (Indiferencia).
Esta canción de Georges Moustaki inspirada en el mismo
mapa, es una invitación a un viaje a través de las posibles etapas de
una relación.
Le long du fleuve qui remonte
Par les rives de la rencontre,
Aux sources d'émerveillement,
On voit dans le jour qui se lève
S'ouvrir tout un pays de rêve,
Le tendre pays des amants.
On part avec le coeur qui tremble,
Du bonheur de partir ensemble,
Sans savoir ce qui nous attend.
Ainsi commence le voyage
Semé d'écueils et de mirages,
De l'amour et de ses tourments.
Quelques torrents de médisance
Viennent déchirer le silence
Essayant de tout emporter,
Et puis on risque le naufrage
Lorsque le vent vous amène au large
Des îles d'infidélité.
Plus loin le courant vous emporte
Vers les rochers de la discorde
Et du mal à se supporter.
Enfin la terre se dénude:
C'est le désert de l'habitude.
L'ennui y a tout dévasté.
Quand la route paraît trop longue,
Il y a l'escale du mensonge,
L'auberge de la jalousie.
On y déjeune de rancune
Et l'on s'enivre d'amertume.
L'orgueil vous y tient compagnie,
Mais quand tout semble à la dérive,
Le fleuve roule son eau vive
Et l'on repart à l'infini
Où l'on découvre au bord du Tendre
Le jardin où l'on peut s'étendre,
La terre promise de l'oubli, l'oubli.
Dove sei
quando ti cerco e non ti trovo
perché sei in un altrove a me precluso?
Quando ci sono e non ci sei
se non con chi è legittimato ad averti?
Così
ho abitato la tua anima
che oscillava tra un vorrei
e un non posso,
in quella conflittualità di un volere altro
senza rinunciare a ciò che già si ha.
E rileggo in ogni gesto
un volere di cose partite
che lascio andar via da me.
Perché non si può perdere
ciò che mai si è avuto
e non si può avere
ciò che da te fugge via.
E allora vivo,
di nuovo vivo perché la vita un giorno
mi promise la felicità.
¿Dónde estás
cuando te busco y no te encuentro
porque estás en otro lugar para mí inaccesible?
¿Cuando estoy y no estás
sino con quien está legitimado a tenerte?
Así
he habitado en tu alma
que oscilaba entre un querría
y un no puedo,
en aquel conflicto de querer otra cosa
sin renunciar a lo que ya se tiene.
Y releo en cada gesto
un querer de cosas idas
que dejo alejarse de mí.
Porque no se puede perder
lo que nunca se ha tenido
y no se puede tener
lo que de ti huye.
Y entonces vivo,
de nuevo vivo porque la vida un día
me prometió la felicidad.
Maledetto te
che hai preso il fiore delle mie labbra
e senza baciarlo l’hai buttato per terra
e poi l’hai mostrato a una fanciulla inerte.
O te maledetto
che hai cambiato i miei giorni
in un orrendo frastuono
e non sento più angeli
ma vipere intorno.
Para disfrutar en 4 minutos y medio del arte la acuarela.
La artista hizo este trabajo para una exposición benéfica celebrada en Amsterdam en mayo de 2012. Su precio era de 10 €, al igual que el resto de los trabajos exhibidos en dicha exposición.