No importa para quien escribas,
si tus letras siempre las hago mías,
sin importar esos ojos extraños
de quienes te leen y suspiran.
No importa que el espejo
no refleje mi sonrisa al mirarte cada día,
búscala en el reflejo de tu corazón,
ahí está escondida.
No importa si en la calle
mi silueta no vislumbras,
es que voy de tu mano,
aunque tú no me veas,
orgullosa y contenta.
Sabiendo que soy la que te acompaña,
de ida y vuelta y a la que le regalas,
la última de tus sonrisas, al terminar el día.
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