Yo no te reconozco porque estoy en tus manos,
y yo llegué a tus manos sin saberlo siquiera.
Por eso, si te nombro, me sabe a primavera
porque tu nombre es fiesta de trigos y manzanas.
Tu nombre sabe a mieses y al pan que busco y quiero
cotidiano y difícil... Y al sol y a manzanilla.
Tu nombre sabe a tierra generosa y sencilla,
y a septiembre y semillas y a Navidad y a enero.
Por eso tú no puedes llamarte de otro modo
sino como te llama mi voz de cada día,
que si te llamo, amor, se me ilumina todo.
Y tengo patria y sueños y ensueños y alegría,
y anhelos y esperanzas y glorias y acomodo...
Pues tengo todo... Todo... Lo que yo no tenía.
Carmelina Soto
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