The light came through the window,
Straight from the sun above,
And so inside my little room
There plunged the rays of love.
In streams of light I clearly saw
The dust you seldom see,
Out of which the nameless makes
A name for one like me.
I'll try to say a little more:
Love went on and on
Until it reached an open door
Then love itself
Love itself was gone.
All busy in the sunlight
The flecks did float and dance,
And I was tumbled up with them
In formless circumstance.
I'll try to say a little more:
Love went on and on
Until it reached an open door
Then love itself
Love itself was gone.
Then I came back from where I'd been.
My room, it looked the same
But there was nothing left between
The nameless and the name.
All busy in the sunlight
The flecks did float and dance,
And I was tumbled up with them
In formless circumstance.
I'll try to say a little more:
Love went on and on
Until it reached an open door
Then love itself,
Love itself was gone.
Love itself was gone.
Edward Hopper (Nyack, 22 de julio de 1882 - Nueva York, 25 de enero de
1968) fue un famoso pintor estadounidense, célebre sobre todo por sus
retratos de la soledad en la vida norteamericana contemporánea. Se le
considera uno de los pintores de la Escuela Ashcan, que a través de
Arshile Gorky llevó al Expresionismo abstracto posterior a la Segunda
Guerra Mundial.
Nacido en Nyack, una pequeña ciudad a orillas del río
Hudson en una familia culta y burguesa, Hopper entra en 1900 en la New
York School of Art. En ese instituto coincidirá con otros futuros
protagonistas del arte americano de principios de los años 1950: Guy
Pène du Bois, Rockwell Kent, Eugene Speicher y George Bellows.
Sin
embargo los contactos que resultarán fundamentales para su formación y
para su desarrollo como pintor serán tres de los profesores de la
escuela: William Merrit Chase, que le animó a estudiar y a copiar lo que
veía en los museos; Kenneth H. Miller, que le educó en el gusto por una
pintura nítida y limpia, organizada en una composición espacial
ordenada; Robert Henri, que contribuyó a liberar el arte de la época del
peso de las normas académicas, ofreciendo de ese modo un ejemplo activo
al joven Hopper.
Tras conseguir su título, Hopper obtuvo su primer trabajo como ilustrador publicitario en la C. Phillips & Company.
En
1906 viaja a Europa por primera vez, visitando París, en donde
experimentará con un lenguaje formal cercano al de los impresionistas, y
siguiendo su viaje en 1907 fue a Londres, Berlín y Bruselas.
El
estilo personal e inconfundible de Hopper, formado por elecciones
expresivas precisas, emerge y se forma en 1909, cuando decide regresar a
París durante seis meses, pintando en Saint-Gemain y Fontainebleau.
Su
pintura se caracteriza por un peculiar y rebuscado juego entre las
luces y las sombras, por la descripción de los interiores, que aprende
con Degas y que perfecciona en su tercer y último viaje al extranjero, a
París y a España, en 1910 y por el tema central de la soledad.
Mientras
en Europa se consolidaban el fauvismo, el cubismo y el arte abstracto,
Hopper se siente más atraído por Manet, Pissarro, Monet, Sisley,
Courbet, Daumier, Toulouse-Lautrec y por un pintor español anterior a
todos los mencionados: Goya.
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