Andreas Scholl, contratenor.
Flow my tears fall from your springs,
Exilde for ever: Let me morne
Where nights black bird hir sad infamy sings,
There let me live forlorne.
Downe vaine lights shine you no more,
No nights are dark enough for those
That in dispaire their last fortunes deplore,
Light doth but shame disclose.
Never may my woes be relieved,
Since pittie is fled,
And teares, and sighes, and grones
My wearie days of all joyes have deprived.
From the highest spire of contentment,
My fortune is throwne,
And feare, and griefe, and paine
For my deserts, are my hopes since hope is gone.
Hark you shadowes that in dakrnesse dwell,
Learn to contemne light,
Happy that in hell
Feele not the worlds despite.
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Fluid, lágrimas mías, brotad de vuestras fuentes.
Exiliado para siempre, lloro mi pérdida.
Allí donde el pájaro negro de la noche canta su dulce infamia,
allí podré vivir yo, triste y abandonado.
Cesad luces vanas, no brilléis más.
Ninguna noche es lo bastante negra para aquellos
que desesperados añoran sus pasadas fortunas.
La luz sólo descubre la vergüenza.
Mis penas nunca serán calmadas
porque la piedad se fue.
Y lloros, suspiros y gemidos.
Mis cansados días han quedado privados de toda alegría.
Después de la más alta vuelta de felicidad
mi fortuna ha sido precipitada
y miedo, dolor y pena son mi única esperanza
porque esperanza ya no hay.
Escuchad, sombras, pueblo de tinieblas,
aprended a despreciar la luz.
Felices, felices quienes en los infiernos
no sufren los ultrajes de este mundo.
Que John Dowland es uno de los grandes compositores ingleses de todos los tiempos y que sus canciones ocupan un lugar preferente en la historia del género vocal es algo que todos hemos leído en multitud de ocasiones. Del mismo modo, sus composiciones para laúd, más que las de otros compatriotas, gozan de una reconocida popularidad. Algunas como Lachrimae (cuyo origen parece estar en un madrigal de Marenzio) tuvieron tal aceptación que el propio Dowland llegó a hacer tres versiones de la misma obra: para láud, para voz y laúd (Flow my tears) y para conjunto de violas, que serviría de base a las variaciones para su conocida Lachrimae or Sevean Teares figured in Sevean Passionate Pavans (1604). ¡Quién se iba a imaginar que la melodía más popular de la Inglaterra isabelina sería compuesta por un convertido al catolicismo! Tal popularidad sin duda traspasó las fronteras temporales del Renacimiento para convertirse en una de las más conocidas de la historia de la música. Al margen de su copiosa y variada producción impregnada con frecuencia de un sentimiento melancólico, otros aspectos como los efectos armónicos o la riqueza cromática de sus composiciones han motivado que muchos intérpretes se hayan sentido atraídos por la música de este inglés viajero que recorrió buena parte de Europa.
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